Esta es una pequeña reflexión de
mi labor como docente:
Siempre me toca despedir a los
alumnos porque imparto clases solo a terceros años a nivel secundaria, muchas
veces ese tiempo resulta insatisfactorio para llegar a conocer a fondo a mis alumnos
, sin embargo trabajo en la medida de mis posibilidades para conocer a cada uno
de ellos, algunos necesitan más tiempo que otros y muchas de las veces a mí me
falta tiempo para dedicarles esa parte humanista que todos necesitamos, pues
las prisas de ir de un grupo a otro; o al final del día porque mi familia me
espera me absorben y demandan como dije al principio mucho tiempo. Y cualquiera
que lea esto estará de acuerdo que la familia es primero! Sin menospreciar la
otra parte. Siempre he pensado que los grupos escolares deberían ser pequeños,
como en las escuelas privadas, pues la educación prácticamente sería
personalizada. Pero bueno, sería mover altos mando y en eso no nos metemos, Tan
complicado es, que cuando un grupo no se
completa mínimo con 30 alumnos no se abre ese grupo, así de difícil es la
situación.
Por otro lado es muy grato para
mí, cuando al final del ciclo escolar logras que todos tus alumnos cursen la asignatura de
manera satisfactoria. Y más cuando en el
siguiente ciclo escolar, cuando ya están en la preparatoria te buscan para
agradecerte o para consultarte algo que no les queda claro, esa es mi mejor
recompensa porque siento que de alguna manera algo estoy haciendo bien., no
seré la mejor, pero tengan por seguro que doy todo lo que humanamente posible
puedo para ser esa profesora que en un futuro le encantaría que sus ex alumnos la recordarán como una excelente
profesora y no como una más de tantos profesores que tuvieron.
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